martes, 27 de noviembre de 2012

LA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Recuerdo, cuando era muy niño, una serie de TVE llamado “La segunda oportunidad” que no me perdía semana tras semana. En dicho programa, una serie sobre seguridad vial y prevención de los accidentes, recreaban graves accidentes de tráfico reales, analizaban las causas, las corregían y mostraban cómo se hubiese evitado. Pero la realidad, en este tipo de casos, no da una segunda oportunidad, al igual que no se la dio a las víctimas de los accidentes recreados, por mucho que nos lo pareciera.
A partir de lo que veía en este programa, años más tarde, solía hacer una extrapolación de ello a la vida cotidiana y sobre todo la historia en general, como si tuviera potestad para modificar los acontecimientos pasados. Así, imaginaba qué hubiera sucedido posteriormente, si mi padre hubiera optado por emigrar a Suiza a finales de los 60 como llegó a tener en mente o si, años más tarde, hubiera optado por quedarse con una taberna en el barrio de Las Delicias de Valladolid cuando yo apenas contaba con cinco años de edad. Imaginaba lo que hubiera repercutido en mi vida, y cómo podría ser mi vida actual en el caso de que eso hubiera sucedido, aunque en el primer caso no es seguro que yo hubiese llegado a existir. Otra de las cosas que recuerdo imaginar, como gran aficionado al fútbol que era, es cómo hubiese influido el que Di Stéfano hubiese fichado por el Barça en lugar de por el Madrid, de cómo estaría distribuido demográficamente este país si Felipe II no se hubiese llevado la capital del país de Valladolid a Madrid o de qué sería del país si Franco no hubiese ganado la Guerra Civil, entre otros. También pensaba en los golpes de fortuna que había tenido y que la modificación de éstos iba en contra de mi existencia, como el aborto natural que mi madre tuvo un año antes de que yo naciera, o la vez que me sacaron de una piscina a la que caí por imprudencia cuando contaba con apenas seis años de edad y de la que no estaba capacitado para salir.
La verdad es que la historia sólo sucede una vez y muchas veces no siempre acontece lo más probable o lo más justo. Estoy seguro de que si la historia volviese a suceder sería muy diferente el resultado actual ya que los sucesos muchas veces se ven alterados por pequeños detalles producidos por casualidad. Repasando los acontecimientos históricos más reseñables, nos encontramos con muchos casos en los que un pequeño detalle afortunado o casual ha modificado el curso más lógico de ésta. Estoy seguro de que si se pudiese dar un giro a la historia y volviésemos a los momentos de las generaciones de las primeras civilizaciones humanas, el resultado final de esos seis u ocho mil años de historia hubiera generado acontecimientos diferentes a los sucedidos, una división territorial y unas sociedades diferentes a las actuales y seguramente ninguno de los que habitamos el planeta estaríamos aquí ahora, pues no hubiésemos llegado a existir. Existirían otros, por lo que todos esas casualidades habrían repercutido a favor de nuestra existencia actual.
Esta imaginería es algo muy propio del ser humano y es lo que se denomina ucronía, que viene a ser una trama que transcurre en una situación imaginaria surgida a partir de un punto en la historia en el que algún acontecimiento sucedió de forma diferente a como ocurrió en realidad, realizando una reconstrucción lógica de los hechos que deberían haber acaecido a partir de dicha modificación. Realmente, sería una especulación sobre realidades alternativas ficticias en las cuales los hechos acaban desarrollándose de diferente forma de como se conocen. Ese momento o evento común que separa a la realidad histórica conocida de la realidad ucrónica, se llama punto Jonbar, hito ucrónico o punto de divergencia.
Las ucronías que yo imaginaba de niño, a partir de esos puntos Jonbar que fijaba en momentos en los que ciertas decisiones críticas en mi entorno hubiesen podido influir decisivamente en mi vida, es algo común a todo el mundo, pues creo que todos, en algún momento de nuestra vida, hemos imaginado o analizado cómo hubiese afectado a ésta si algún acontecimiento hubiese sucedido de manera diferente. En la literatura y en el cine, también se ha hecho, y se ha especulado, en forma de historia de ficción, acerca de cómo sería el mundo actual si los dinosaurios no se hubieran extinguido, si el cristianismo no hubiera existido, si la Armada Invencible hubiese vencido a Inglaterra, si la población europea hubiese sido aniquilada bajo la peste negra, si España hubiese vencido a los Estados Unidos en 1898, si los republicanos hubiesen triunfado en la guerra civil española o si los nazis hubiesen ganado la Segunda Guerra Mundial, entre otros temas recurrentes. Igualmente, a la hora de analizar la historia, se tienen en cuenta muchos puntos Jonbar y se analiza de manera ucrónica qué podría haber pasado en el caso de que se hubiera producido algún acontecimiento bastante probable en algún punto de ésta, como hizo Tito Livio en la que se considera la primera ucronía escrita al relatar una hipotética guerra entre el imperio de Alejandro Magno y Roma en el siglo IV a.C. y las consecuencias de dicho enfrentamiento.
Sin duda, la ucronía es un gran recurso a la hora de generar historias de ficción. Una ucronía famosa es “Patria”, de Robert Harris, donde se genera la historia a partir de un III Reich victorioso en la década de los 60. Steven Spielberg en “Regreso al futuro 2” genera igualmente una ucronía a partir de la línea temporal mostrada en la primera parte, al igual que Quentin Tarantino en “Malditos bastardos” en donde la Segunda Guerra Mundial termina con la muerte de Hitler en 1944 en un teatro a causa de un comando especial infiltrado en Alemania. Citar todas las ucronías que se han contado en cine y novelas supondría un extenso trabajo de investigación y documentación, pues todos en algún momento hemos imaginado un mundo diferente en el que para que dicho mundo fuese así ha habido que modificar algún paraje de la historia para llegar a ese hipotético resultado y el cine y la literatura han recogido parte de ellas.
Generar ucronías es algo muy común. Las causas pueden ser muchas como el hecho de buscar un punto que hubiese podido mejorar nuestra vida, bien por insatisfacción, por ambición o por deseo de la presencia de una faceta puntual, o simplemente por análisis, para observar en qué momentos nuestra vida podría haberse visto seriamente perjudicada o empeorada. Como ambos aspectos son extrapolables a la historia universal, no sólo a la particular, todo podría ser modificable al antojo de la imaginería humana, por lo que las posibles ucronías que se podrían crear son casi tantas como hechos acontecidos a lo largo de la historia.
En todo momento nuestra imaginación tiene una segunda oportunidad para todo lo acontecido. No es más que ficción, pues la realidad sólo es una, con sus momentos afortunados y desafortunados, inmutables desgraciadamente en muchos casos. Pero esa realidad utópica y alternativa, en la que nos ponemos a navegar por los mundos de lo imaginario o del subconsciente es un juego muy entretenido, es jugar a imaginar qué hubiera pasado si algo no hubiese sucedido. Es jugar a la manera de cada uno.