martes, 29 de enero de 2013

LA LEY DE MURPHY

Durante mis años en la universidad siempre viví en piso compartido. Todos los años buscamos ser cinco, aprovechando el céntrico piso de cinco habitaciones en el que estuvimos viviendo la mayoría del tiempo, para sólo tener que hacer la comida una vez a la semana y dejar la organización del fin de semana en función de los que estuviéramos o estuvieran en el piso. Cuatro de nosotros coincidimos durante todo este tiempo, (Marcos, Chopo, Tomás y yo), teniendo varios compañeros que hicieron de quinto hombre, Haro, Toño y Navajo.

El que menos estuvo con nosotros fue Navajo, que sólo lo hizo durante un año. Me llamó la atención durante ese año que, en los menesteres de casa o del acontecer diario, él solía hacer frecuentes alusiones a las distintas “leyes de Murphy”. La de la rebanada era recurrente, (“La tostada siempre cae por el lado de la mantequilla”), aunque también hacía alusión a algunas otras. Recuerdo que a Marcos no le hacía ninguna gracia esos comentarios, pues replicaba que a las leyes de Murphy recurrían los pesimistas o los cenizos, algo que coincidía con el sentir general de los demás, aunque el resto lo tomábamos como algo anecdótico, propio de la cultura popular.
La ley de Murphy es, en general, una filosofía de afrontar la vida que denota, a la vez, una actitud pesimista, resignada y burlona ante situaciones que están a punto de acontecer. Sería aplicable a todo tipo de situaciones, desde las más banales de la vida cotidiana hasta las más trascendentales. Esta forma cómica y, en la mayoría de los casos, ficticia de explicar los infortunios en todo tipo de circunstancias ordinarias se basa en la máxima “Si algo puede salir mal, saldrá mal”.
La ley lleva el nombre de Edward Murphy, ingeniero aeroespacial que trabajó en experimentos con cohetes sobre rieles puestos en práctica por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos a finales de los años 40. Hay varias versiones acerca del origen de dicha ley. Según George Nichols, compañero de Murphy, éste, frustrado después de un experimento fallido, le echó la culpa a su asistente, diciendo “Si una persona tiene una forma de cometer un error, lo hará”. Sin embargo, otra versión es que la frase se originó por parte de Edward Murphy y decía algo así como “Si hay más de una forma de hacer un trabajo y una de ellas culminará en desastre, alguien lo hará de esa manera”.
De todas formas, la frase salió a la luz pública por primera vez durante una conferencia de prensa en la que a John Paul Stapp, capitán de la base donde se estaban realizando los experimentos, se le preguntó por qué nadie resultó con heridas de importancia durante las pruebas con el cohete. Stapp replicó que fue porque se tomó en consideración la ley de Murphy, citándola a continuación, y que, en general, significaba que era importante considerar todas las posibilidades antes de hacer una prueba.
Fue en 1952 cuando se cambió la frase a “Todo lo que pueda salir mal, sucederá” a partir de un libro de John Sack, aunque hasta 1955 no se cita a Murphy en relación con esta ley, en un libro de Lloyd Mallan. Irónicamente, la frase con la que se suele citar esta ley, “Lo que pueda salir mal, saldrá mal”, nunca fue pronunciada por Edward Murphy. En realidad, es una versión de la Ley de Finagle sobre la Negatividad Dinámica que dice “Algo que pueda ir mal, irá mal en el peor momento posible”. De esta ley de Finagle, se originó una variante, denominada Corolario de O'Toole, paralela a la segunda ley de la termodinámica, (conocida como entropía), que dice “La perversidad del Universo tiende hacia el máximo”.
Dejando de lado los orígenes de la denominada ley de Murphy, su espíritu conlleva el principio de diseño defensivo, el anticipar los errores que el usuario final probablemente cometerá. Partió de que se tenían dos formas diferentes de hacer algo, una correcta y otra no, pero que el hecho de escoger la incorrecta, produce un resultado final erróneo. Tenerlo en cuenta a la hora de hacer diseños asegura que el usuario no cometa errores futuros.
Rápidamente, todas sus variantes han pasado a la imaginación popular, capturando la tendencia general a enfatizar las cosas negativas que ocurren en la vida. En este sentido, la ley y todas sus variantes parten de la máxima “Si algo puede salir mal, saldrá mal”, que es a su vez una variante de ley de Finagle.
Esta tendencia a enfatizar lo negativo, es que cada vez que hay una posibilidad de que algo salga de dos formas posibles, se tiende a recordar más vívidamente las veces en las que el resultado fue el más perjudicial, puesto que no se suele tener en cuenta las veces en las que la acción tendría menos consecuencias. Por lo tanto, uno tiene la impresión de que la acción negativa es la que siempre sucede, sin importar la verdadera probabilidad de cada ocurrencia, como es el caso de la rebanada untada de mantequilla que cae al suelo.
Leyes como la de Murphy son una expresión directa de tales perversidades en el orden del universo. Existe una demostración física para el hecho de que efectivamente la tostada tiene mayor probabilidad de caer del lado de la mantequilla, pero es debido a otros factores. El factor principal es la altura de la mesa, por la que la tostada tiene “tiempo” de darse media vuelta no por el peso de la mantequilla como errónea e intuitivamente se supone, sino por la rotación propia a las condiciones iniciales de la caída, pero no hay altura suficiente para dar más de media vuelta. Robert Matthews, investigador de la Aston University en Birmingham recibió en 1996 el Premio Ig Nobel de física por un estudio sobre un derivado de la ley de Murphy, es decir, por la demostración del caso de la tostada con base en las constantes fundamentales.
Se han desarrollado mutaciones adicionales de la ley y sus corolarios, muchas de ellas meta-leyes de alguna clase. Un ejemplo a la analogía del pan con mantequilla podría expandirse a: “La probabilidad de que una rebanada de pan untada de mantequilla caiga con el lado de la mantequilla hacia abajo es directamente proporcional al precio de la alfombra”.
El caso es que la cultura popular ha ideado, a partir del axioma inicial, todo un catálogo de distintos dichos denominados como leyes de Murphy, todos ellos basados en el espíritu de dicho axioma original “Si algo puede salir mal, saldrá mal”. A partir de ahí se han descrito multitud de circunstancias ordinarias de la vida, destacando la vicisitud adversa de dichas situaciones cotidianas. Una filosofía que al consistir en destacar las consecuencias negativas de cualquier acontecer diario, advierte de los posibles inconvenientes con los que nos podemos encontrar, siempre de forma burlesca.

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