jueves, 9 de julio de 2015

LA MANIPULACIÓN MEDIÁTICA

En los últimos años y en bastantes ocasiones, al descargarme ciertos ficheros comprimidos a través de la red, he recibido, junto con los ficheros buscados, un interesante documento titulado erróneamente “la manipulación mediática según Noam Chomsky” en el que se enumeran y explican diez estrategias de manipulación mediática.

Este documento titulado “las 10 estrategias de manipulación mediática” es un texto que se ha convertido en un fenómeno viral en Internet. Escrito por el francés Sylvain Timsit en 2002 y publicado en la web www.syti.net con el título "Estrategias de manipulación", ha sido atribuido erróneamente al filósofo y activista estadounidense Noam Chomsky a partir de un error que cometió en su momento la agencia internacional de noticias de paz y no violencia “Pressenza”. El error puede deberse a que Noam Chomsky sí que es coautor del modelo de propaganda de los medios de comunicación de masas junto al economista estadounidense Edward S. Herman.

Este documento explica las herramientas psicosociales que permiten tener distraída a la gente de lo verdaderamente importante para que los verdaderos problemas que aquejan a la sociedad sean eliminados o distraídos mediante la manipulación de la opinión pública en los medios de comunicación, obteniendo una sociedad sumisa y poco crítica.

Estas 10 estrategias de manipulación mediática, según Sylvain Timsit, serían:

La estrategia de la distracción es el elemento primordial del control social, que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas informaciones insignificantes, a modo de distracción, manteniendo la atención del público distraída por temas sin importancia real, lejos de los verdaderos problemas sociales y dejando poco tiempo para el pensamiento crítico. Esta estrategia es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales en las áreas más importantes del conocimiento.

Crear problemas y después ofrecer soluciones, también llamado método “problema-reacción-solución”. Consiste en crear un problema o situación prevista para causar cierta reacción en el público, con la finalidad de que sea el público quien demande ciertas medidas que se desean imponer. Ejemplos claros serían el dejar que se intensifique la violencia urbana o la organización de atentados sangrientos, con la finalidad de que sea el público quien demande leyes de seguridad y políticas que limiten la libertad; o generar crisis económicas para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

La estrategia de la gradualidad, para lograr que se acepten ciertas medidas inicialmente inaceptables. Consistiría en aplicar estas medidas de forma gradual por años sucesivos. Así, condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (como el neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990 a cuentagotas, hasta completar su práctica introducción total. Haber introducido, de repente, múltiples medidas como reducir el Estado a mínimos, realizar privatizaciones, fomentar la flexibilidad laboral, provocar desempleos en masa o rebajar los salarios a mínimos generando precariedad, hubiera provocado una revolución social en el caso de haber sido aplicadas todas a la vez.

La estrategia de diferir, es decir, sugerir posibles futuras medidas impopulares presentándolas como “dolorosas y necesarias”, para obtener una aceptación pública, puesto que es más fácil aceptar un sacrificio futuro que uno inmediato, ya que el esfuerzo no sería realizado de manera inmediata. Como la masa tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que la coyuntura mejore y que el sacrificio exigido pueda ser evitado, esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea de ese cambio y de aceptarlo con resignación cuando llegue el momento.

Dirigirse al público como a criaturas de poca edad, buscando respuestas o reacciones desprovistas de sentido crítico, ya que al dirigirse a alguien como si tuviese poca edad, éste reaccionará, con cierta probabilidad, con una respuesta propia de esa edad, en función de la sugestión. Es por ello que la mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantil.
Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión, es una técnica clásica para causar un cortocircuito en el análisis racional y en el sentido crítico de los individuos. La utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o insertar ideas, deseos, temores, miedos, compulsiones o inducir comportamientos.
Mantener al público sumido en la ignorancia y la mediocridad, de forma que la distancia intelectual entre las clases sociales inferiores y superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores, haciendo que el público sea incapaz de comprender los métodos utilizados para su control y su esclavitud. Para ello la calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible.

Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad, para hacer creer que el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto es algo normal o está de moda.

Reforzar la autoculpabilidad, para hacer creer al individuo que él es el único culpable de su propia desgracia, bien por la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades o de sus esfuerzos, para que, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se culpe de su desgracia, lo que le generará un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción y, por lo tanto, de su rebeldía o movilización.

Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen, de manera que el sistema ejerza un mayor poder y control sobre los individuos, mayor incluso que el que ejercen los individuos sobre sí mismos. Esto se ha logrado gracias a los avances científicos en biología, neurobiología y psicología aplicada en los últimos 50 años, generando una creciente brecha entre los conocimientos del público y los utilizados por las elites dominantes, por lo que “el sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente.

Desgraciadamente, todas estas estrategias nos son más que familiares, debido a que las hemos visto y las continuamos viendo en numerosas ocasiones como formas de dirigirse la clase dirigente y los medios de comunicación hacia la opinión pública.