lunes, 12 de marzo de 2018

LA HISTORIA DEL CALIMOCHO

He estado más de 20 años bebiendo calimocho de manera casi exclusiva y sigo bebiéndolo con asiduidad, aunque desde que dejé de fumar hace ya casi dos años, lo hago de manera no exclusiva pues la cerveza también forma parte de mis hábitos junto a ciertos licores ideales para las sobremesas, en lo que a bebidas para tiempo de ocio se refiere.

El beberlo de manera casi exclusiva como antes hacía, me suponía ciertos problemas en cuanto viajaba, debido a la localización tan concreta que tiene esta bebida. Aunque vino tinto y Coca-Cola hay en todos los sitios de España y del mundo, en las zonas en las que el consumo de esta combinación no está asentada, se hace complicado el lograrlo. Pero aun así, lo he bebido en más de una veintena de países en los que he estado y con todo tipo de vino tinto que haya caído en mis manos, tanto locales como de importación, por lo que habré probado vinos de más de una treintena de países diferentes.

Atrás quedaron muchas anécdotas, pues beber calimocho fuera de la mitad norte de España suele ser un tanto peculiar, por no decir muy extraño.

En España, al sur de la cuenca del Duero y del Ebro no hay costumbre o hábito de beber calimocho y se asocia al botellón, aunque con el tiempo va ganando aceptación y popularidad. Por ello, cuando viajaba al Sur, (Valencia, Extremadura, Andalucía,…) prefería pedir tinto de verano y que me cambiasen el refresco de limón por refresco de cola, para que no me dijeran que no había. Algunos de los camareros sí que reconocían que estaba pidiendo calimocho, aunque también los había que se extrañaban de lo que acababa de pedir.

En París, donde estuve viviendo durante medio año en 1999, cuando salíamos por la zona de la Bastilla, frecuentábamos el Black Derby, un pub en el que conseguimos tener precio especial por un litro de calimocho, algo totalmente inusual en Francia, y que acabó incluyendo en su carta, junto con la sangría y el tinto de verano como sus especialidades españolas. También en París, en un bar de la zona Pigalle, cuando el supuesto dueño me vio mezclando vino con Coca-Cola me dijo que eso sólo se lo había visto hacer a antes a Fermín Muguruza (el que fuera líder de Kortatu y Negu Gorriak) y que iba por allí con relativa frecuencia.

En los cuatro viajes que hice a China (estuve otros seis meses en total) lo bebía con Pepsi pues la Coca-Cola en China apenas tiene gas. En un pub de Chongqing, el Rainbow, me hacían calimocho sin necesidad de tener que comprar la botella de vino, así que no me quedó más remedio que jugar en su equipo de fútbol y pasar a la historia por ser el primer extranjero (y supongo que el único) que jugó en su equipo.

En México lo encontré en alguna carta y algún camarero conocía el nombre de la mezcla; y en Cuba tenía que ser con TuKola, (el refresco de cola cubano), que fue el único que encontré. En otros sitios, por lo general, si quería beber calimocho tenía que llevar la botellita de vino para combinar o pedir dos consumiciones y mezclarlas, lo que suponía que quien o quienes me acompañaban tuvieran que armarse de paciencia, en determinados momentos.

Para conocer el origen del calimocho habría que conocer el origen de sus ingredientes. Mientras que los orígenes del vino se remontan al 8000 a.C., año en el que está datada la bodega más antigua conocida (localizada en la actual Georgia), los orígenes de los refrescos de cola datan de finales del siglo XIX.

En 1886, el farmacéutico John S. Pemberton comenzó a comercializar, en Atlanta, un jarabe energético de su invención contra los problemas de digestión. Dos años después, enfermó y se vio obligado a vender los derechos comerciales de su fórmula, justo antes de morir en 1888. Ante el éxito de este jarabe mezclado con agua carbonatada, en 1891 fue fundada la compañía Coca-Cola (llamada así para hacer un juego de palabras con dos de sus ingredientes, extracto de coca y nuez de cola) por Asa Candler, junto a otros socios, que popularizó la Coca-Cola en todo Norteamérica durante las siguientes dos décadas.

Paralelamente, en 1893, el farmacéutico Caleb Bradham, inventó el denominado refresco de Brad, un refresco digestivo y estimulante que comercializó en la localidad estadounidense de New Bern (Carolina del Norte). En 1902 registró la marca y fundó Pepsi-Cola (en alusión a la enzima digestiva pepsina y las nueces de cola usadas en la receta).

Por lo tanto, siendo el vino una bebida consumida de manera global a nivel mundial, la aparición de ambos refrescos de cola tuvo que suponer el nacimiento del calimocho, aunque no se conociera con esa denominación. Y así parece ser que ocurrió, ya que según Mark Pedergrast, autor del libro “Por Dios, por el país y por la Coca-Cola”, los inmigrantes italianos mezclaban vino tinto con Coca-Cola a principios del siglo XX, con lo que podían beber durante más tiempo ya que tardaban mucho más en emborracharse, que cuando bebían vino solo.

Igualmente, con la llegada de la Coca-Cola a España en 1928 y la costumbre tan española de mezclar el vino, es de suponer que los primeros calimochos en España se tomasen por aquella época. En 1936, con el estallido de la Guerra Civil, el desabastecimiento provocó el cierre de multitud de empresas, por lo que no volvió a haber refrescos de cola en España hasta 1950 cuando comenzó a distribuirse Pepsi-Cola. Tres años después, Coca-Cola volvió a España y en esa década de los 50 se comenzaron a popularizar las bebidas de cola, (Kas, La Casera, Merin,…), por lo que el calimocho (que inicialmente fue conocido como Rioja Libre o cubata obrero) se instauró como otra forma más de mezclar el vino, junto a la sangría y a lo que ahora se conoce como tinto de verano.

El nombre de calimocho es más reciente y proviene, según la versión más aceptada, de una fusión de los términos “Kalimero” y “Motxo” ideado por los miembros de la cuadrilla Antxarrak durante las fiestas de 1973 del Puerto Viejo de Algorta (Vizcaya), con el objetivo de vender un vino defectuoso mezclado con refresco de cola. Dicho nombre se popularizaría durante los años posteriores gracias a los sanfermines de Pamplona, extendiéndose al resto de lugares castellanoparlantes.

A nivel nacional, el calimocho comenzó popularizarse en la década de los 90, al menos en la mitad norte del país, algo que propició que la mayoría de establecimientos tuvieran vino. Ahora esto es impensable pero, por aquel entonces, que hubiera vino en pubs y discotecas era algo nada habitual.

Actualmente incluso puedes elegir el tipo de vino qué quieres, algo a lo que también ha ayudado la incipiente cultura del vino. En Aranda, por ejemplo, puedes elegir si lo quieres con vino “normal” (barato) o con Ribera. Todo esto ha propiciado que los amantes del calimocho ya no tengamos tantos problemas para disfrutar de nuestra bebida favorita.